domingo, 3 de febrero de 2019

Historia de vida

Me llamo Miguel Herranz Redondo, tengo 19 años y vivo en Tres Cantos, un pueblo situado a 20km del centro de Madrid, y aproximadamente a 7km de la Universidad Autónoma de Madrid, en la cual estudio. Hago la carrera de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte y dentro de esta se encuentra la asignatura de Actividades Físico-Deportivas en el Medio Natural que se desarrolla todos los jueves. Como deporte practico triatlón desde hace un año y 4 meses.

Yo he estado ligado con el entorno natural y las actividades que se pueden realizar en el desde la infancia, podría decir desde que tengo 1-2 años. Desde esa edad mi padres me llevaban a dar paseos por el campo montado como si fuese una mochila porque todavía era muy pequeño. A medida que me iba haciendo mayor, a parte de que recuerdo todo mejor, las actividades avanzaban por así decirlo a una mayor complejidad como puede ser esquiar, montar en bicicleta de montaña, hacer piragüismo o escalada entre otras actividades. La suerte que tengo es que mi pueblo es San Lorenzo del Escorial desde donde he podido hacer numerosas rutas por senderos preciosos y realizadas muy habitualmente.
Vistas desde una ruta que se dirige hacia las lagunas de Peñalara. Fue un día de febrero del 2018 en la que fui con unos amigos. Fue una experiencia nueva pues no habíamos hecho senderismo estando todo el camino cubierto de nieve, y la sensación fue muy agradable además de divertida, haciendo numerosas paradas por el camino para fotografiar y jugar con la nieve.
Durante mi infancia, siempre he estado realizando senderismo por montaña, sobre todo por el monte Abantos, una y otra vez, Solían ser por esa parte de la sierra y de vez en cuando íbamos a Gredos y Somosierra. A los 8 años me inicié por primera vez en el mundo del esquí, y desde entonces todos los inviernos que podemos vamos a esquiar. Empecé esquiando en la estación de Boi-Taüll en el pirineo catalán, y después pasamos a ir a Formigal y Cerler, ambas del pirineo aragonés.


Con 9 años fue mi primera experiencia en un campamento de pernocta, en un camping en la provincia de Cuenca y allí fue también mi primer contacto con la escalada y el rapel. Con 12 años fue mi primera experiencia haciendo piragüismo y padel surf en la ría de Ribadeo. Más adelante seguí haciendo esas actividades y empecé a montar, de vez en cuando, en bicicleta de montaña. Con 14 años empecé con el surf y siempre que puedo en verano intento hacer una semana de surf. Con 16 años realicé mi primer descenso de río en piragua, fue en el río Asón, y más adelante hice el descenso del Sella. En el 2016 realicé una parte del Camino de Santiago, tramo entre Roncesvalles y Burgos, y ahora tengo que acabarlo. En el 2018 hice por primera vez un descenso de barrancos y fue una experiencia increíble. Actualmente practico triatlón y me encanta hacer las diferentes pruebas en entornos naturales.
Foto de enero de 2017 esquiando en la estación de Cerler,
fue un magnífico día, además del tiempo, por las vistas que
había. A ese sitio se le llama Rincón del Cielo.

El primer recuerdo que tengo de realizar alguna actividad en el medio natural fue una ruta que hicimos por Somosierra para ver la cascada, era invierno y se podía ver algo de nieve en las partes más altas. Un recuerdo que tengo de la infancia fue la primera vez que esquié y me entraban unos berrinches porque no quería ir que casi consigo que no fuésemos, pero al final me llevaron y luego no me podían sacar de allí. Uno de mis grandes momentos fue cuando me fui a hacer una parte del Camino de Santiago, a parte de ser una experiencia nueva y por la compañía con la que lo hice, fue un viaje que repetiría una y mil veces más. No he tenido momentos críticos a lo largo de mi vida, no he tenido lesiones ni momentos malos que me impidiesen realizar este tipo de actividades, las he podido realizar sin ningún problema. Y un punto de inflexión fue la primera vez que me fui de campamento, la primera vez que no estaba con mis padres, y los primeros días se me hacían muy largos y estaba mucho tiempo llorando, hasta que poco a poco me adapté y creo que me ayudó a crecer como persona.

El mayor reto que se me ha presentado ha sido esquiando. Fue un día donde estaba toda la estación con niebla y estaba empezando a hacer viento y a nevar bastante fuerte. Nos pilló en el telesilla subiendo hacia arriba del todo, íbamos muy lentos por el viento, para no descolgarnos. La única solución cuando llegamos arriba era bajar esquiando, pero no se veía nada de nada, además del frío que hacía. Fue una bajada de lo más complicada, era como si estuvieses solo, iba con 3 personas más y no nos veíamos los unos a los otros. Tuvimos que bajar muy lentos y con mucha calma haciendo muchas paradas para no separarnos. La suerte que tuvimos es que de tanto esquiar por esa pista nos la sabíamos casi de memoria y conocíamos el recorrido que hacía.

Las influencias más positivas que he tenido durante toda mi vida para hacer actividades en el medio natural han sido mis padres. Ellos siempre eran los que organizaban las actividades y siempre me decían que me lo iba a pasar bien que es muy divertido. Fueron los que me dieron consejos útiles y los que me llevaron a querer seguir realizando estas actividades.

 
Foto de agosto de 2016. Estoy con mi madre
después de acabar una ruta por la montaña de
21km por donde vas pasando por los picos más
conocidos alrededor de San Lorenzo de el Escorial.

Desde mi punto de vista recomiendo realizar actividades físico-deportivas en el medio natural, porque nos sirve como método para desconectar de nuestro día a día, suelen ser experiencias muy gratificantes, sobre todo si lo realizas en buena compañía y muchas son actividades que te ayudan a crecer personalmente al tener que afrontar algún miedo o dificultad. Estas son sostenibles desde el punto de vista ambiental porque no implican algún elemento que contamine el medio natural, no hay emisión de gases, también con todas las actividades se suelen ligar una serie de indicaciones relacionadas con el entorno, como no destrozarlo, reciclar la basura que se genere y no alzar mucho la voz para no alterar a la fauna que pueda haber, entre otras cosas.

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